Al pensar en emprendimiento dos palabras vienen a la mente: valentía y determinación, dos cualidades que se necesitan para emprender. Eso es lo que están haciendo estos y muchos otros panameños que trabajan por su pasión.
Cuando pensamos más allá de una idea, y la ponemos en acción, estamos emprendiendo un desafío, un reto. No es fácil ni sencillo, pero es el camino que han escogido quienes ponen en marcha sus ideas y con arduo trabajo empiezan a ver los frutos de su pasión.
En Exclusiva conoció la historia detrás de los fabulosos emprendimientos de marcas auténticamente panameñas que nacieron de la mente de jóvenes panameños visionarios con ganas de aportar a la economía con su talento y dedicación. Ninguno de estos emprendedores estudiaron carrera para hacer lo que se dedican hoy en día, lo que consideran su pasión. Sin embargo, la experiencia de obtener un título les ayudó e impulsó para perseguir sus sueños. Les contamos sus historias.
Rescatando la Cutarra
La cutarra, sinónimo masculino del folclor panameño y del esfuerzo del campesino, ha sido fuente de inspiración para Nayleen Quintero y Jony Cedeño ‒ambos de 27 años de edad, criados en Los Santos‒ para la creación de la marca San7é (Santé) Cutarras con la que buscan rescatar este símbolo nacional a través de un enfoque moderno y más cómodo del calzado folclórico tradicional.
Una vez graduados del colegio en el interior, ambos se mudaron por su cuenta a la capital para estudiar en la universidad y perseguir sus sueños. Habían cursado juntos la secundaria y tenían la misma edad, pero nunca imaginaron lo que les deparaba el destino.
A raíz de formar parte por seis meses del proyecto Acelerador de Empresas de la Ciudad del Saber, donde Nayleen realizó un estudio para abrir su propio negocio, una casa de música en Las Tablas, nace la idea de rescatar la cutarra. El proyecto musical nunca se llevó a cabo, pero a raíz de este estudio y análisis con otras emprendedoras nació la idea de desarrollar un solo aspecto de su idea general: salvar la cutarra.
“Mi papá, como violinista y compositor, me inculcó desde chica el amor por lo autóctono. Las cutarras es el estandarte de los valores para los cuales fui criada, y en ese momento todo hizo sentido”, asegura Quintero, quien propuso la idea a varias amistades hasta que llegó a la persona indicada, su amigo de la infancia Jony, quien ha sido su aliado en esta aventura.
¿Qué les hizo poner en práctica su idea?
Cuando supimos que la idea era buena, empezamos a investigar la manera en que la llevaríamos a cabo. La cutarra autóctona es muy incómoda, es cuero sin terminado. Tanto nuestros amigos como nosotros teníamos cutarras porque simplemente las amamos y no nos importaba que nos hicieran daño, pero la idea era estilizarlas, buscar cuero que fuera cómodo, en colores vivos.
Encontramos el cuero que necesitábamos. Ya teníamos las pinturas traídas de Estados Unidos. Hicimos un prototipo de las cutarras con los artesanos –en Los Santos y Chitré–, las usamos durante un mes y vimos el interés de mucha gente en llevarlas también. Esto nos motivó y pensamos en un nombre que tuviera un significado. Diseñamos el logo, creamos la cuenta de Instagram e hicimos una campaña de lanzamiento que nos ayudó a realizar las primera ventas. Así arrancamos por pedidos el 15 de septiembre de 2014.
¿Qué obstáculos encontraron en el camino?
La mano de obra es un reto. Todo es hecho a mano por los artesanos. La gente tiene que esperar 30 días una vez realiza el pedido para poder tener sus cutarras. Entregábamos la cutarra hecha “a la medida” de la persona y aún así algunas no encajaban bien. De manera que nos pusimos la meta de adquirir una máquina en Colombia. Realizamos una campaña en la plataforma digital “Costéame”, donde hubo personas que creyeron en el proyecto y nos donaron a cambio de recompensas, para que nosotros pudiésemos recaudar el capital que nos ayudara a comprar la máquina (que tiene un valor de 15 mil dólares) para cortar la horma, tiras y estandarizar el tamaño de la plantilla. Logramos recaudar 6,655 dólares de 90 costeadores que se unieron a nuestra causa, y estamos muy agradecidos.
¿Cómo ves el futuro de San7é Cutarras y su legado?
Parte del rescate que quisiéramos lograr está en que las cutarras sigan elaborándose por nuestros artesanos; que haya un legado por parte de ellos a aquellos jóvenes interesados en trabajar en la industria de confección de cutarras, que es al final lo que queremos impulsar e inyectar. De igual manera, estamos protegiendo el concepto de lo que es una cutarra y su significado, para evitar que haya imitación y nos dañe el mercado del arte de la confección.
Nuestro objetivo es seguir aportando a la cultura de la artesanía en Panamá y a mantener vivo el folclor. Fuimos invitados por el MICI a formar parte de la Feria Internacional de Artesanías en Nueva York, en agosto, lo cual nos tiene muy motivados.
Fuente: Portal de Noticias En Exclusiva